Ramón Navarro llegó esta semana de California; y de su viaje se trajo algo más allá de lo material. Esta vez, su paso por Estados Unidos no tuvo que ver literalmente con las olas, sino con un estilo de vida y con un reconocimiento a su lucha.
Una que por años lo ha llevado a defender el medioambiente de forma desinteresada y con el único propósito de preservar lo que para él, es su segundo hogar.
Y es que Navarro se topó con un premio que no es gratuito, uno que refleja la cúspide de una vida de esfuerzo y en pos de la defensa del mar y de sus olas. En su viaje, Ramón Navarro fue elegido el ambientalista del año 2016.
Por lo mismo, quisimos hablar con él y conocer las sensaciones de la cabeza de la Fundación Punta de Lobos.
¿Qué significó para ti obtener este reconocimiento?
En verdad es un orgullo enorme, estar ahí y ser elegido por la industria del surf como el ambientalista del año es un honor gigante. Además, la ceremonia fue demasiado emotiva. Simplemente me siento increíble. Si bien, no me considero un gran medioambientalista, lucho por el proyecto de Punta de Lobos para dejar un legado y para proteger este lugar tan maravilloso. Quiero ocupar mi imagen como deportista para mejorar las cosas.
¿Un legado más allá de lo deportivo ?
Exacto. Eso es lo que busco, que mi imagen de deportista y lo que se genera en torno a ella sea un aporte al medioambiente y en especial al surf y su cultura.
Cuéntame un poco de lo que fue la ceremonia y la premiación en general.
La ceremonia fue en verdad increíble, a cada premiado lo presentaban distintos deportistas y en mi caso lo hizo Greg Long, que fue el campeón mundial de olas grandes el año pasado y además es un gran amigo. Fuera de todo, es un orgullo y un honor haber sido reconocido de esta manera.
¿Cómo crees que beneficia esta distinción a la lucha por Punta de Lobos?
Lo mejor de esto es que le dará mayor cobertura mediática a Punta de Lobos. Por lo mismo nos permitirá tener más apoyo para seguir creciendo y también nos acerca a las ONGs. Es una forma de potenciar el fin que tiene el proyecto, que es conseguir que Punta de Lobos sea un parque nacional para el surf y que podamos regalárselo al país.
¿Este reconocimiento representa un avance del proyecto?
Claro, porque en la ceremonia están todas las fundaciones y las ONGs que trabajan de alguna manera con el océano. Este era uno de los objetivos que teníamos para que nos ayuden a continuar avanzando, esa era una de las metas. Poder mostrarle al mundo algunos de los logros y metas que nos hemos puesto. La idea es que el proyecto siga y que de aquí en adelante lo haga un poco más rápido, porque al final del día mi carrera es ser surfista de olas grandes y en verdad este año le he tenido que dedicar mucho tiempo al proyecto.
¿Cuál es la prioridad para ti en este minuto? ¿Tu carrera como surfista de olas grandes o la fundación y sus proyectos?
Se pueden hacer los dos, porque como mi tema es de olas grandes, cuando hay olas, me desconecto y hago lo que sé hacer. Mientras que trabajar por Punta de Lobos lo hago siempre que tengo tiempo. Aunque claro, mi prioridad son las olas grandes.
¿Qué crees que cambió este año para que fueras nombrado como el ambientalista del año?
Creo que han sido los avances, porque ya compramos la punta del sector, se creó la fundación, ya tenemos un nombre y un rol legalmente inscrito. Entonces toda la campaña que hemos tenido en estos últimos dos años han hecho ruido y nos han permitido estar aquí y recibir el reconocimiento.
¿Ha sido difícil?
Sí, ha sido muy difícil. Obvio que ha sido difícil, sobre todo porque cuando uno intenta hacer algo con el medioambiente en algún lugar específico se enfrenta la visión de uno contra la que tiene el resto. Por otro lado, también está la parte inmobiliaria, los intereses económicos de algunas personas. Entonces siempre se está como entre la mitad de las personas que te apoyan y las que hacen que el proyecto sea más difícil. A pesar de eso tengo la convicción de que lo que estamos haciendo está bien y que es lo mejor para el futuro de Pichilemu y de Punta de Lobos.
¿Cómo ha recibido el entorno esta fundación y proyecto?
A la mayoría de la gente le encanta y apoya el proyecto. A pesar de que siempre hay personas que no confían del todo, pero están contentos con lo que estamos haciendo
¿Participan?
Falta más participación. A todos les gusta el proyecto, pero al momento de estar ahí metido en todas estas reuniones lateras no muchos quieren estar. Pero en verdad, cada vez hay más gente que se suma. Por otro lado, el hecho de que actualmente tengamos todos los papeles y los contratos publicados en la web hacen que no existan gatos encerrados o gente que piense que hay dobles intenciones detrás de la fundación. Además, estamos llevando una campaña grande, algo global. Queremos hacer historia en Chile en el tema de protección de olas, la idea es seguir avanzando en eso y ojalá un día sacar una ley que nos permita preservar las olas.
¿Cuáles son los próximos para la fundación y el proyecto? Me imagino que quieren capitalizar la reputación que consiguieron con este reconocimiento. En este minuto se compró la punta. Ahora hay que reforestar, poner los baños, las duchas y tratar de adquirir el segundo pedazo que es el más grande. También queremos hacer estacionamientos para que al final sea un espacio dedicado 100% al surf.
¿Tienen pensado llevar esto más allá de Punta de Lobos?
El sueño de esto es terminar el proyecto en Punta de Lobos y presentar un proyecto de ley en el Congreso para proteger y preservar las olas a lo largo de todo el país.
¿Lo han conversado con algún político?
No, aún no, pero es la idea porque no queremos que pase lo que ha pasado en otros lados como Puertecillo, donde están tratando de bloquear una de las mejores olas del país. Eso va a seguir pasando y es lo que queremos evitar. No estamos diciendo que queremos detener el desarrollo económico, sino que queremos tener libre acceso a las playas del país para practicar nuestro deporte.
Fuente: Red Bull
Foto: Juan Luis De Heeckeren
