“Con el surf, por momentos siento no estoy más paralizado”. Así describe su relación con el deporte Nicolás Gallegos, surfista de 38 años oriundo de Miramar, y primer representante de Argentina en las competencias internacionales de surf adaptado.
Desde un accidente que lo dejó parapléjico a los 20 años, Nicolás necesita una silla de ruedas para desplazarse. Menos cuando está corriendo olas. “Esto empezó como un desafío con un amigo guardavida”, cuenta el surfista. “Me dijo que no me animaba a surfear, y al otro día nos tiramos al mar en la tabla, con cierto grado de inconsciencia pero con muchas ganas”.
Atrapado por la sensación de libertad que nos procura a todos el surf, Nicolás no pudo para más. “Facundo Ané de Clover Surfboards me empezó a hacer tablas hasta poder lograr independencia en el mar y poder surfear solo”, cuenta Nicolás. Otros grandes nombres del surf argentino también le brindaron su apoyo, como Martin Passeri, con el cual sale en un video compartiendo olas, y empresas como Gotcha y Honu Beach.
Gracias a la explosión del surf adaptado estos últimos años, Nicolás participó del primer mundial en 2015, y luego a casi todas las competencias internacionales en Chile, Brasil y Estados Unidos. “Me armé un rack para poder llevar mi tabla y una adaptación para poder manejar autos”, cuenta él que viaja solo por el mundo. “Intento minimizar los costos, pero es muy difícil afrontar todos los gastos de los viajes”, agrega Nicolás, quien está movilizando toda su energía y recursos financieros para cumplir su sueño. “Para nosotros los surfistas adaptados, el grado de dificultad es mayor, pero la satisfacción también lo es”.
Frente a los obstáculos físicos, mentales y financieros del surf adaptado, se ha armado una linda comunidad entre los deportistas a nivel mundial según Nicolás. “En las competencias hacemos un lugarcito en nuestras casas o con nuestros amigos para recibir a los demás”, comenta el surfista. En este pequeño grupo, la solidaridad le gana a la competitividad: “Cuando uno con mayores limitaciones consigue lograr cosas, se transforma en una fiesta para todos en el agua”.
Y este año podría marcar una etapa importante en la evolución de este deporte. En unos meses se realizará el primer campeonato profesional de surf adaptado en Oceanside (Estados Unidos), que esta vez contará con el apoyo de grandes marcas y con dinero en premios. Un lujo por ahora reservado a los eventos de surf convencional. Otro paso mayor: el deporte también podría llegar a integrar los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, ya que el Comité Paralímpico Internacional acaba de reconocer la ISA. “Estamos muy cerca”, dice Nicolás con emoción.
Para el surfista de Miramar, por más que su objetivo deportivo sea seguir asistiendo a los grandes torneos, su mayor sueño es unir la comunidad global. “Estoy planificando un viaje de más o menos 2 años con la idea de conectar a todas las naciones que hacen campeonatos de surf adaptado para que no se detenga más este movimiento tan lindo que comenzó con el primer mundial en 2015”.
Pero antes de poder cumplir este objetivo transfronterizo, Nicolás empezó por difundir su visión a nivel local. “Cada vez que viene alguien a Miramar con alguna patología, trato de meterlo al agua”, cuenta el surfista, quien presta su equipo a los que están descubriendo este deporte. “Pero las adaptaciones no son las mismas, es algo muy personal”, explica Nicolás, cuyas adaptaciones podrían entorpecer a otros surfistas en vez de ayudarlos. “Pero siempre se puede!”, concluye Nicolás con una determinación que le es característica. “Es tiempo, trabajo, dedicación y entrenamiento!”