La vida en Gravedad Zero de Germán Bertasio

Productor y realizador audiovisual con más de 25 años de experiencia. Lleva más de una década al frente de Gravedad Zero, el clásico programa de deportes de acción latinoamericano. Hoy Germán Bertasio repasa su recorrido y la evolución de una cultura que pasó del underground al mainstream.

Germán (o Germancito para los amigos) creció en Quilmes durante los años 80 y 90, una época en la que las cámaras de video empezaban a asomar tímidamente en los hogares y el skateboarding todavía era una rareza. Así mientras practicaba skate y a la vez filmaba a sus amigos, empezó a construir —sin saberlo— el lenguaje que años más tarde definiría su carrera: el de contar historias en movimiento.

Luego de formarse en producción audiovisual, en los 2000 se sumergió de lleno en el universo televisivo, cuando la TV era todavía el epicentro de la cultura popular. Trabajó en programas de entretenimiento y documentales, aprendiendo el oficio detrás de cámara, hasta que en 2014 Nicolás Nervi lo invitó a dirigir Gravedad Zero, uno de los programas que lo había inspirado en la adolescencia.

Hoy, después de cientos de viajes, rodajes y aventuras, Germán sigue al mando de un proyecto que celebra la libertad, el arte y la adrenalina de los deportes de acción. Conversamos con él sobre el pasado, el presente y el futuro de un universo que nunca deja de moverse.

Del barrio cervecero de Quilmes al mundo: ¿Cómo recordás aquellos primeros años en los que descubriste tu pasión por las cámaras y el skate? ¿Había algo en esa mezcla que ya anticipaba el camino que ibas a recorrer?

Lo primero que me llamaba la atención era subirme al techo de casa y querer registrar todo lo que pasaba a mi alrededor: los perros, los gatos, los pájaros, las nubes, los vecinos colgando la ropa, el movimiento de los árboles y la humeante chimenea de la cervecería Quilmes. Tendría unos diez años, supongo. En esa misma época andaba siempre con mi patineta, aunque fue recién en la adolescencia cuando llegó a mis manos una cámara de video que se había comprado mi hermana.
Un amigo del barrio me prestó un lente ojo de pez que su padre guardaba en un cajón. Como no encajaba, lo uní a la cámara con cinta de papel, y ahí fue realmente cuando comencé a filmar a mis amigos skaters quilmeños, a finales de los años 90.

La mezcla entre filmar y andar en skate no fue algo premeditado, pero mirando hacia atrás, sin dudas ya estaba marcando el camino que iba a seguir en mi vida.

Los 2000 y la era dorada de la TV: Trabajaste en grandes producciones cuando la televisión todavía marcaba agenda. ¿Qué aprendizajes te dejó esa etapa y cómo cambió tu forma de contar historias?

Fue increíble haber sido parte activa de la última gran década en la que la televisión reinaba, algo que creo yo, se extendió hasta alrededor del 2010. En esos años pasé por muchas productoras y canales de aire: Ideas del Sur, Cuatro Cabezas, Telefe, Canal 13, Canal 9, Canal 7, América TV, Sony Entertainment, entre muchos otros.
Si tuviera que destacar un proyecto que me marcó y que aún hoy recuerdo con mucho cariño, sería Ser Urbano, el programa periodístico-documental conducido por Gastón Pauls, donde me desempeñé como coordinador de producción.
Después vinieron otros trabajos dentro del género, como Forenses (Cuerpos que hablan) y Fiscales, junto a María Laura Santillán.

Aunque yo no era quien realizaba las entrevistas, esa experiencia me enseñó a comprender qué es lo que se necesita generar tanto en los entrevistados como en la audiencia, para poder contar una historia atractiva.

El sueño hecho realidad: En 2014 te convocan para dirigir Gravedad Zero, un programa que vos mismo veías de adolescente. ¿Qué significó ese momento y cómo fue asumir la responsabilidad de mantener viva una marca tan emblemática?

Fue algo bastante casual la verdad. En ese momento estaba trabajando en unos documentales sobre lugares históricos de Argentina para Canal 7, y la productora donde lo hacía compartía oficinas con Gravedad Zero. Recuerdo que a veces iba patinando desde mi casa hasta allí y un día Nico Nervi empezó a preguntarme sobre mi experiencia en producción, si era skater, y así surgió la conexión. Al poco tiempo ya estaba trabajando con ellos.

Hasta ese momento nunca había hecho programas de cable; venía de proyectos grandes del prime time, con mucha presión por el rating, los egos y, a veces, una energía bastante pesada. El cambio fue total, pasar a un programa donde había que filmar surf, skate, snowboard, BMX, viajar, estar en la playa, en la montaña, en atardeceres o amaneceres, rodeado de gente que disfruta lo que hace, siempre vinculada al deporte y la naturaleza… digamos que fue muy fácil adaptarme (risas).

Deportes de acción, nuevas narrativas: Los llamados “deportes extremos” evolucionaron muchísimo en la última década. ¿Cómo se refleja ese cambio en las historias que contás y en la manera de producir contenido hoy?

Me hubiera encantado haber sido parte de Gravedad Zero durante su década dorada, en los 90 y 2000. Pero cuando entré, todo estaba cambiando —y sigue cambiando muy rápido—. Desde el comienzo traté de enfocar los contenidos no tanto en los grandes eventos o en los deportistas profesionales, sino en las historias de personas comunes, apasionadas por estos deportes.

Quería que el público se sintiera identificado al ver los videos, que viera reflejada su propia experiencia. Por eso empecé a filmar sin parar historias de vida atravesadas por el skate, el surf, el snowboard o el BMX, sin importar si quien se sentaba frente a la cámara era un crack, un principiante, alguien que luchaba por superarse o incluso niños que recién empezaban. También busqué darle mucha más visibilidad a la presencia femenina en todas las disciplinas.

Hace unos años realizaron junto a Gravedad Zero un documental sobre Freddy Marimón, uno de los surfistas más inspiradores de Latinoamérica, incluso destacado por la World Surf League. ¿Qué te dejó esa experiencia y qué te motivó a contar su historia?

En 2018 estrenamos el documental en la web de la WSL y luego en el FICCI (Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias). Fue una experiencia hermosa, tanto por lo que representó el proceso como por el impacto que tuvo en la vida de Freddy. Hoy él tiene veinte años, y en 2025 filmamos nuevamente en California y Colombia con la intención de realizar una segunda parte, para contar lo que sucede después de alcanzar la cima, la caída y el resurgimiento. Por ahora, el proyecto está en stand by. Ojalá podamos darles novedades pronto.

¿Cómo ves hoy la escena de los deportes de acción en Latinoamérica? ¿Qué lugar ocupa en comparación con otras regiones del mundo?
Creo que en los últimos diez años los llamados “deportes extremos” se convirtieron en algo cotidiano, y eso es hermoso. Ver a nuevas generaciones disfrutando de lo que aman —ya sea skate, surf, BMX, o cualquier otra disciplina— es inspirador. Antes era común que el foco estuviera solo en el tenis, el fútbol o el básquet, pero hoy el abanico se amplió muchísimo.
A nivel global, incluso disciplinas como el rollerskating o el kitesurf están ganando terreno, y en Latinoamérica la evolución es impresionante. Constantemente surgen talentos en distintos países y las redes sociales han sido clave para visibilizar todo ese movimiento.
Más allá del alto rendimiento, lo que más valoro es el disfrute. Y si de ahí surgen grandes figuras, genial; pero lo esencial, para mí sigue siendo disfrutar del camino rodeado de buena gente que te motive a continuar con el deporte que tu elijas.

Más allá de la cámara: Llevás más de 500 contenidos originales filmados alrededor del mundo. ¿Qué te sigue motivando después de tantos años? ¿Hay algún destino o historia que te haya marcado especialmente?

Es difícil elegir una sola experiencia entre tantos viajes, situaciones y personas que conocí alrededor del mundo. Pero podría describir un poco lo que se siente estar año tras año, descubriendo nuevos destinos y sensaciones. Cada vez que voy a filmar a los personajes les aclaro entre risas que soy muy malo para recordar nombres —porque cada año filmo unos cincuenta contenidos—, y eso significa conocer gente constantemente, desde Argentina hasta Japón.

La mayoría de las veces las sesiones son muy relajadas, divertidas, y me la paso realmente bien. Trato de que cada jornada que comparto con los entrevistados sea amena, que se genere un buen clima y que eso se vea reflejado después en el video final.

Lo que me sigue motivando es en definitiva, todo lo que ya fui contando: poder trabajar de lo que soñaba cuando era chico, disfrutar de los viajes, de la naturaleza, del movimiento. Aunque suene ideal vivir viajando, filmando, patinando o saltando en paracaídas, hay momentos en los que también se vuelve cansador. Pero incluso en esos días, sé que estoy haciendo lo que realmente me gusta, y eso lo compensa todo.

¿Qué proyectos o sueños te gustaría encarar en esta nueva etapa de Gravedad Zero?

Hoy estamos muy enfocados, junto a Mateo Rojas, en el desarrollo de nuestros podcasts. Es algo completamente distinto a lo que veníamos haciendo y eso me entusiasma mucho. Sería increíble poder viajar por el mundo grabando nuevos episodios. Sí, creo que ese sería mi mayor deseo en esta etapa.

A diez años de su llegada a Gravedad Zero, Germán Bertasio mantiene la misma curiosidad que lo llevó a filmar sus primeros planos en HI-8 o VHS. Su mirada combina la sensibilidad del artista con la energía del deportista y la experiencia del productor audiovisual. En un mundo donde los formatos cambian constantemente, Germán sigue apostando por lo esencial: contar historias que inspiren, que respiren movimiento y que de alguna manera, desafíen la gravedad.