El Espíritu Aloha

¿Qué es Aloha?

Es imposible pensar en Hawai sin asociarlo al surfing, las aguas color turquesa que bañan playas de ensueño, las verdes palmeras moviéndose en la suave brisa, las coloridas flores o los poderosos volcanes. Y por supuesto, siempre que se piensa en Hawai, es inevitable asociarlo con Aloha, una palabra que muchos hemos dicho, visto u oído aunque fuera de Hawai pocos sabemos realmente de qué se trata. Aloha es un vocablo utilizado para decir hola o adiós, además de significar belleza, paz, disfrute, o bienaventurado seas.

Sin embargo, es mucho más que una palabra… La cultura hawaiana define al «Espíritu Aloha» como una vibración positiva que se expresa a través de la alegría, la cortesía, la simpatía, la buena predisposición, y otros aspectos como la serenidad, la sensualidad y el sano orgullo. Se cree que Aloha es una cura para cuerpo y espíritu, y también una manera de contagiar felicidad. Es muy probable las bellezas y las poderosas manifestaciones naturales de las islas inspiraran a sus primeros habitantes, quienes fueron capaces de desarrollar una percepción armoniosa del universo. Esto desarrolló un sentido de unión con el prójimo y con todo lo que los rodeaba, y los orientó hacia la búsqueda del equilibrio, lo bueno y lo bello. Toda la cultura tradicional polinesia se basa en esta filosofía de vida, expresándose en su música y su danza como hasta en las típicas camisas estilo hawaiano de vistosos motivos florales.
Aloha se refiere también al asombroso poder que ayuda a resolver cualquier problema, logar cualquier meta, o que sirve para alcanzar un buen estado físico, mental y espiritual.

En el idioma hawaiano, Aloha significa mucha más que hola, amor o adiós. En su sentido más profundo expresa la dicha (oha) de compartir (alo) la energía de la vida (ha) en el presente (alo). A medida que uno comparte esta energía se va poniendo en sintonía con un poder divino al que los hawaianos llaman Mana. En el amoroso uso de este increíble poder radica el secreto para obtener buena salud, felicidad y prosperidad.

La manera de canalizar esta fuerza positiva y hacerla funcionar es tan sencilla que muchos quizás no la apliquen por considerarla demasiado buena para ser cierta, pero no se dejen engañar por las apariencias… A pesar de ser extremadamente simple, esta poderosa técnica para alcanzar armonía, alegría, salud y prosperidad no es de fácil aplicación. Para que realmente funcione hay que ponerla en práctica, y hay que practicarla mucho!!!

Este es un secreto que se le ha dado a la humanidad una y otra vez través de los siglos, y que en Hawai se revela una vez más bajo una forma diferente. La clave está en bendecir a todas las personas y cosas que representen lo que uno mismo desea. Así de fácil!
Algo tan básico, sin embargo, necesita cierta explicación.

Bendecir algo significa darle énfasis o reconocimiento a una cualidad, característica o condición positiva, con el intento que aquello que es reconocido o enfatizado aumente, permanezca, o se convierta en realidad.

Bendecir produce un cambio positivo en la vida y ayuda a conseguir lo que se quiere por tres razones: primero que nada, porque el enfoque positivo de las mentes agita las fuerzas creadoras del universo. En segundo lugar, mueve la energía interior hacia fuera de uno, haciendo lugar y permitiendo que más poder nos penetre.

Tercero: cuando se bendice en beneficio de otros, y no directamente para uno mismo, se tiende a hacer un “bypass” con aquello que se desea, y la misma concentración en el acto de bendecir incrementa ese mismo bien tanto en la vida propia como en la de los demás.

La bendición debe ser hecha con cierto toque de imaginación y visualización, pero la manera más común y fácil es expresándola con palabras, elogiando los colores del atardecer, o la belleza de un árbol, o anticipando positivamente la llegada de buenas olas.

En función de logar el mayor beneficio de una bendición, se tendrá que abandonar una de las cosas que la anulan: la maldición.
Esto no significa no decir malas palabras. Se refiere a lo opuesto de la bendición, llamémoslo crítica en lugar de admiración, dudas en lugar de afirmación, culpar en lugar de apreciar, o preocuparse en lugar de esperar con esperanza. Siempre que algunas de esas cosas se hace, se anula el poder de lo bueno. Así que mientras más se maldiga, más difícil será y más tiempo se tardará en recibir las bondades que se desean.

Hay que bendecir. Hay que mandarle un Aloha a la gente sana, los animales, e inclusive a las plantas. Bendigan a todo lo que es bueno, o lo bueno que hay en todas las personas y a todas las cosas potencialmente felices que lo rodean. Bendigan todos los signos de prosperidad a su alrededor. Bendigan a todos los que arriban o a los que viajan. Bendigan todo signo de crecimiento, desarrollo y cambio en la Naturaleza; las transiciones entre el amanecer y el anochecer; el movimiento del sol, la luna, las estrellas y los planetas; el vuelo de las aves en el cielo. Hay que mandarle un Aloha al movimiento del viento y las olas del mar…

Sea cual fuere nuestra inclinación religiosa no se puede negar que el Espíritu Aloha es una manifestación de paz y armonía que trasciende lo religioso y lo cultural. Como la compasión, la piedad, el amor hacia el prójimo, o como una simple postura positiva ante la vida, el Espíritu Aloha comparte muchas cosas con casi todas las creencia espirituales de la raza humana y, sea que se tome en serio o no, la realidad es que millones de personas en el mundo entero tratan de alcanzar la felicidad de una u otra forma pero siguiendo estos básicos principios positivos universales.

La sabiduría de los antiguos hawaianos nos llega a través de los mares eternos del tiempo…

¡¡Aloha a todos!!!

texto: Hernán Gustavo Azlor

 

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