Si corregir es de sabios, aún tenemos mucho que aprender. Al menos con respecto a los vertidos de petróleo en el mar y sus nefastas consecuencias. Cada año se arrojan millones de toneladas hidrocarburos en el mar, con consecuencias nefastas para el ecosistema marino y costero.
Los últimos ejemplos son tristemente recientes: estos mismos días la mancha de petróleo que, debido a una explosión en una plataforma petrolífera, ha puesto en jaque a las costas de Luisiana en Estados Unidos en lo que el Gobierno de esta nación ya ha calificado un «desastre nacional». No en vano se trata de un área de descanso para más de un 70% de las aves acuáticas, además de una importante zona de pesca para Estados Unidos. El pozo sigue teniendo una fuga que emite el equivalente a 5.000 barriles de crudo diarios, una cantidad cinco veces superior a lo estimado inicialmente.»Lo peor de esta catástrofe es que aún no está controlada, la plataforma sigue vertiendo petróleo», opina Sara del Río, responsable de la Campaña de Contaminación de Greenpeace.Del Río considera que, de momento, la tragedia no es tan grave como lo fue el Exxon Valdés, que arrojó al mar 40.000 toneladas de crudo. «Para alcanzar estas dimensiones la plataforma tendría que estar vertiendo petróleo durante dos meses», explica.
Eso sí, la marea negra sigue su avance y se aproxima a diez reservas naturales en Mississippi y Luisiana. «Es una zona de humedales donde paran tres cuartas partes de las aves migratorias en Estados Unidos», cuenta Del Río. «También hay cetáceos que se acercan mucho a esta zona, y estamos en la época de nidificación de las tortugas». Según el gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, indicó que el parque Pass-a-Loutre, en la desembocadura del Mississippi, podría ser el primero en verse afectado por el vertido.
Hace menos de un mes un buque chino quedó varado en un banco de arena frente a la Gran Barrera de Coral de Australia, compuesta por casi 3.000 pequeños arrecifes y más de 900 islas con una gran importancia ecológica. Una fuga de petróleo comenzó a evacuar las 950 toneladas de petróleo que transportaba la embarcación.
La Gran Barrera de Coral está compuesta por casi 3.000 pequeños arrecifes y más de 900 islas a lo largo de 2.600 kilómetros en el océano Pacífico y es una importante reserva natural.
¿POR QUÉ ES TAN GRAVE?
Aunque los efectos tóxicos del petróleo son difíciles de evaluar, sobre todo porque sus consecuencias se extienden en el largo plazo y dependen de varios factores, lo cierto es que algunos de ellos saltan a la vista.
A todos se nos han quedado en la retina las imágenes de aves atrapadas por el petróleo en las costas gallegas con ocasión de la tragedia del Prestige, que en 2002 arrojó al agua unas 63.000 toneladas de petróleo. Éstas quedan inmovilizadas por el petróleo y mueren por asfixia o envenenamiento. «Muchas de las aves mueren de hipotermia porque el petróleo afecta a sus sistema para regular la temperatura. Otros muchos animales mueren de inanición, al haber ingerido petróleo no pueden seguir comiendo», explica Sara del Río.
Otros efectos menos visibles inciden sobre las fuentes de alimentación de la fauna. Al contaminar plantas y pequeños animales se introducen tóxicos en la cadena alimentaria que terminan afectando también a las especies superiores. «Hay estudios que demuestran que aún hay restos del petróleo del Exxon Valdés en la cadena alimentaria», asegura Sara del Río.
¿HEMOS MEJORADO ALGO?
A la hora de hacer recuento de los accidentes relacionados con vertidos de petróleo una de las fuentes más interesantes es International Tanker Owners Pollution Federation (ITOPF).
Se trata de una organización de carácter civil que nació con ocasión del accidente del Torrey Canyon, el primero de los grandes superpetroleros, capaz de transportar una carga de 120.000 toneladas de petróleo, y que se hundió en el sur de la costa de Inglaterra en 1967. Se trató de uno de los primeros grandes vertidos de crudo, por lo que no había aún ningún protocolo de actuación.
Desde entonces ITOPF posee una completa base de datos sobre este tipo de accidentes según la cual entre 1970 y 2008 se han vertido al mar unos 5,65 millones de toneladas. Aunque los accidentes más graves sucedieron en los años 70 y las mejoras en la tecnología y la navegación han reducido la cantidad de crudo vertido en las últimas décadas, aún somos testigos de accidentes tan graves como el del propio Prestige en 2002, que se encuentra el top 20 de accidentes más graves de la historia.
«Es de lógica que tiene que haber avances, pero la única vía real no es incrementar la seguridad, que nunca va a ser perfecta, sino abandonar la dependencia del petróleo», concluye.
Fuente: Que
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Definitivamente tenemos que cuidar mas nuestro entorno, felicidades por el blog
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Muchas gracias por la felicitaciones,
Saludosss
CUIDARR
Excelente blog!
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