Punta de Lobos es un nombre que suscita admiración para los amantes de surf XXL del mundo entero. Ubicado en las costas altas de Chile, donde los acantilados llegan a 100 metros de altura, el spot de Punta de Lobos se ha convertido en una de las izquierdas más icónicas del mundo. Pero ahora también se destaca por la movilización de su población que lucha por salvaguardar su belleza natural y actividades tradicionales.
Punta de Lobos, como la mayoría de los grandes spots del mundo, está bajo amenaza del desarrollo turístico en las costas y la llegada de megaproyectos inmobiliarios. Una amenaza global que dio origen a las Reservas mundiales de surf, un programa de protección de litorales impulsado desde 2009 por la organización internacional Save the Waves. Y Chile, el país con el borde costero más largo del mundo, no podía quedarse por fuera. En el año 2013, el spot de Punta de Lobos se sumó a esta lista exclusiva hoy compuesta por 9 reservas repartidas en tres continentes. Pero los locales decidieron dar un paso más, y crearon la Fundación Punta de Lobos, que reúne ambientalistas, surfistas y miembros de la comunidad con un mismo objetivo: preservar la naturaleza y las actividades tradicionales de la zona.
“Punta de Lobos es como la meca del surf en Chile, es unas de las pocas olas en el mundo que funciona en todo tipo de condiciones”, dice Ramón Navarro, el famoso big wave rider chileno local de ese spot. Hijo de pescadores locales y surfista desde los 12 años, ha sido él quien llevó esta lucha para proteger lo que llama “el patio de su casa”. Para Ramón, no es solo la ola que está amenazada, sino también las actividades tradicionales de pesca, la fauna y la flora autóctona. “Lo que queremos como fundación es tratar de frenar un poquito este tremendo booming inmobiliario y el hambre de estar ahí cada vez más cerca de la ola”, comenta el surfista.
Con un trabajo conjunto entre la población local, la organización Save The Waves y la marca Patagonia, la fundación ha podido implementar sus primeras acciones en la zona: fluidificación del tráfico con una rotonda y señalizaciones, protección de los acantilados con e instalación de baños ecológicos. La fundación también organiza campañas de colecta de basura en las playas y sensibilización al medio ambiente. Pronto contará con una oficina en el spot, ubicada en la ex casa del surfista francés Jean Robert Pistone. Un lugar que también será un centro de encuentro para desarrollar nuevas ideas e iniciativas, para llegar a expandir este proyecto de conservación a nivel nacional.
«Nosotros como surfistas deberíamos hacernos cargo cada uno de su playa para que estas olas queden por años de la mejor manera» afirma Ramón Navarro. «Siempre hay formas de hacerlo, sin frenar obviamente el turismo y la economía de los lugares», concluye el surfista chileno.
Para apoyar el trabajo de la fundación, enterate acá: puntadelobos.org
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