Juan Cruz García Castañón: de Mar del Plata a Nazaré, la historia del argentino que eligió surfear donde rompen las olas más grandes del mundo

Nazaré es el corazón del big wave surfing y Juan Cruz García Castañón, surfista de Quiksilver Argentina, está viviendo su quinta temporada en la ola más poderosa de Europa. Esta es su historia: cómo empezó, por qué eligió las olas grandes y cuál es su proyecto personal para seguir creciendo en el deporte más extremo del mundo.

Hay lugares que definen a un surfista. Nazaré es uno de ellos. La montaña líquida que nace del cañón portugués atrae cada invierno a quienes sienten que las olas grandes no son solo un desafío técnico, sino un camino de vida. Entre ellos está Juan Cruz García Castañón, surfista de Quiksilver Argentina, nacido en Mar del Plata y hoy viviendo su quinta temporada en la ola más poderosa de Europa.

Los comienzos: donde nace la vocación por las olas grandes

Su historia empieza muy lejos de Portugal. “Comencé a surfear a los 6 años y siempre me gustaron las olas grandes. Desde muy chico soñaba con algún día ser un big wave rider”, cuenta Juan Cruz. Ese instinto se cristalizó en 2017, cuando viajó por primera vez a Puerto Escondido.

“Me tocaron unos swells XL y ahí entendí que estaba en el camino correcto. Corrí olas del swell del Puerto Escondido Challenge de la WSL y bajé algunas de mis más grandes hasta ese momento. Me cambió la cabeza”.

A partir de entonces, todo fue avanzar hacia mares más exigentes: regresó varias veces a México, viajó al North Shore de Oahu y surfeó un swell XL en Waimea. Cada experiencia sumaba confianza y claridad.

El salto a Nazaré: buscar el siguiente límite

En 2020 estuvo a punto de viajar a Nazaré, pero la pandemia lo frenó. Lejos de detenerlo, lo impulsó. “Entrené todo 2021 para venir preparado. Quería ir al top del big wave”.

Desde entonces, Nazaré se volvió parte de su vida. Hoy está en su quinta temporada, un recorrido que lo ubica entre los argentinos con mayor experiencia en uno de los spots más complejos del planeta.

“Me siento como en mi segunda casa. Cada año entiendo mejor la ola, cómo respira. La evolución fue gradual, pero constante”.

Una temporada vivida con entrega total

Este año Juan Cruz estará un mes y medio en Portugal, siguiendo de cerca cada swell que pueda marcar un nuevo capítulo en su carrera. Es una época del año que siente muy propia: donde se mezcla el entrenamiento, la observación del mar y la búsqueda constante de seguir elevando su nivel.

“Mis objetivos son estar todos los días en el agua. Mar gigante o chico, glassy o movido. Creemos que la adaptación nace de meter el cuerpo en el mar”.

Y cuando aparece un swell grande, la motivación se hace simple: “Entrar un día grande en Nazaré para mí es todo. Para eso entreno todo el año. Quiero bajarme la bomba remando”.

La parte invisible: surfear solo en el lugar más extremo del mundo

A su nivel, Nazaré exige una logística compleja. Pero Juan Cruz surfea las olas más grandes del planeta remando solo, sin un jetski propio que lo acompañe. Y eso multiplica los riesgos.

“Siempre supe que tener un jetski era esencial. Llega un punto en que tu crecimiento te lo pide. Con moto agarrás más olas, entrás mejor al pico y sabés que alguien puede rescatarte”.

Los costos son altos:

  • Un día de tow-in en condiciones gigantes puede llegar a 2.000 euros.
  • Un alquiler mensual de moto es más accesible, pero requiere licencia de piloto y experiencia previa.

Y aun así, entra. Sin excusas. “Mi equipo soy yo mismo. Entro remando sin rescatista. Un error acá te puede salir muy caro. Igual, la comunidad siempre da una mano cuando ve a un remador peleando el set”.

Nazaré, más que un destino

Para Juan Cruz, Nazaré es un vínculo emocional y una brújula. “Es una obsesión. Es el primer lugar que pienso cuando pienso en olas grandes. Amo este lugar, su cultura, su gente. Y sus olas gigantes e impredecibles”.

El aprendizaje es constante: “Acá hasta el mejor comete errores. La perseverancia y la paciencia son vitales para bajar la ola de tu vida sin morir en el intento”.

Aunque tiene una carrera en crecimiento y el apoyo de Quiksilver Argentina, Juan Cruz sueña con realizar, por primera vez, una temporada completa con la logística que un big wave rider necesita: moto de agua, piloto, spotter, filmmaker y un sistema que le permita surfear más, entrenar mejor y seguir progresando de manera segura.

Para avanzar hacia ese objetivo, abrió un canal de apoyo voluntario, pensado como una oportunidad para quienes quieran acompañarlo en esta etapa. “Gracias a quienes se tomen el tiempo de leer y de acompañarme. Este sueño no es solo mío: también es abrir puertas para futuras generaciones de big wave riders”.

Quienes deseen colaborar con su proyecto hagan clic acá