Por lo general todo comienza con alguien que con mucho o muy poco decide dar la remada inicial de algo que puede terminar en una carrera, y al mirar para atrás es imposible no detenerse en una de las grandes responsables en darle identidad al surfing femenino, Lisa Andersen.
La historia de esta rubia rebelde marca un antes y un después en la era del surf femenino, hasta ese entonces señalado como un deporte que hacía a las mujeres mucho más masculinas, en cambio las mujeres bonitas quedaban ligadas al surf en la foto del poster o en películas clásicas pero a kilómetros de la esencia del surfing como fue en su momento Gidget (película protagonizada por Sandra Dee en 1959).
Lisa Andersen nació el 18 de marzo de 1969 en Amityville, New York, pasó gran parte de sus primeros años en Fork Union, Florida. Después de un tiempo la familia de la pequeña Lisa recaló en Ormond Beach, Florida, lugar donde se convirtió en la única chica surfer del lugar. El ambiente hostil de los locales no logró hacerla cambiar de idea, sin mayores referentes inmediatos, ella moldeó su surfing de acuerdo a lo que veía en cada una de sus sesiones. Con los años logró surfear como lo hacían los chicos, pero con la gracia que sólo las chicas saben tener.
La adolescencia no fue fácil para Lisa, sus padres se opusieron a su pasión, las largas horas de surfing hicieron mella en su rendimiento escolar y con el paso del tiempo se convirtió en un problema para papá y mamá Andersen. Las broncas llegaron a su fin el día que pegó un portazo, y con apenas 16 años se fue a Huntintgton Beach en busca de su sueño, ser la mejor surfista del mundo.
Comenzó a surfear en el NSSA y en 1987 ganó el US Championship en olas de Sebastian Inlet, tiempo después se convirtió en profesional y a pesar de ser uno de los talentos crudos más destacados de la elite femenina de aquel
entonces, no lograba la concentración necesaria para alcanzar la ansiada regularidad en competencia.
Los medios especializados, que ya habían posado los ojos sobre Andersen por ser una gran surfista, además de ser bonita y bien femenina a diferencia de las otras competidoras del tour ASP, tuvieron material de sobra cuando Lisa empezó una relación con Renato Hickel (jefe de jueces de ASP). Debido a esta relación, Hickel dejó de juzgar en los eventos femeninos, y Lisa en 1993 dio a luz a Érica, su primera hija. Si a esta altura de su carrera Andersen tenía todo para ganar, el hecho de ser una madre que viajaba en el tour con su hija, sirvió de condimento extra en la cuota de épica de su historia que esperaba su primera página dorada.
Al año siguiente su carrera se dispara, logra su primer título mundial y Roxy la ficha como su primera atleta, la unión fue explosiva. Lisa representaba todo lo que Roxy venía insinuando desde su creación en 1990, de ahí adelante un sinfín de mujeres querían ser Lisa Andersen y por supuesto querían tener los primeros boardshorts exclusivos para chicas. Dato no menor, teniendo en cuenta que hasta el momento ninguna marca de surfwear tenía una línea exclusivamente femenina, Quiksilver con la creación de Roxy dio un golpe demoledor, y Lisa fue la persona indicada para sintetizar aquello que afirmaba que se podía ser talentosa, femenina y competitiva.
La revista Surfer premió su segundo título en 1995 y le dedicó una portada, fue la primera vez de una campeona mundial en la tapa de “la Biblia del Surf” que por aquel entonces llevaba 40 años. Lisa se convirtió en la primera mujer en ganar cuatro títulos de manera consecutiva: 94, 95, 96 y 97.
Una lesión en la espalda la alejó del surfing, su retiro de la competencia fue a mitad del tour en 1998, con su paso al costado Layne Beachley (Australia) se dedicó a pulverizar records (7 títulos, 6 de manera consecutiva), aunque bien distinta hubiese sido la historia con Lisa en competencia. A finales de 1999 Andersen anunció su regreso al tour, decisión que llegó a su fin en 2002 con el alejamiento definitivo de las competencias.
El legado de Lisa Andersen se mantiene intacto, si bien el surfing femenino creció en exponentes y en nivel, lo cierto es que el reflejo de esta campeona sigue alumbrando a las nuevas generaciones que hasta no hace muy poco tenían sólo referentes masculinos.
Fearlessness es el libro que Nick Carroll escribió para dejar en papel la obra de esta auténtica Roxy Girl, con un excelente material fotográfico el libro ahonda en la carrera de uno de los mejores surfers de todos los tiempos.
Texto Sebastián Chacón – Quiksilver Argentina
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