Correr olas grandes necesita de otros requerimientos desde la confianza, tener el equipo necesario y desde ya estar preparado físicamente para realizarlo. El pacifico sur sigue sorprendiendo con swelles XL que generalmente suelen llegar en la temporada de otoño e invierno, León de la Torre tiene 16 años y se animó por primera vez a correr un día de olas grandes en la mítica Punta de Lobos. Hablamos con el joven surfista chileno para que nos cuente de esta experiencia única e irrepetible.
«La idea de correr olas grandes siempre ha sido una inquietud para mi, aunque no he tenido muchas oportunidades de bajar grande siempre me ha llamado la atención, he corrido un par de veces Colegio en Iquique pero nunca como lo que me esperaba en Punta de Lobos» nos cuenta el surfista chileno de 16 años.
«Como en marzo voy a Hawai, pensamos que era la oportunidad de probar en esta crecida si tenia la capacidad de lograrlo. Por eso, nos comunicamos con Francisco Veliz, de Kinesurf, quien no dudó en apañarme y mi Papá que se motivó a llevarme de Maitencillo a Pichilemu que son más de cuatro horas de viaje y sin saber si me atrevería o no (risas)».
«Allá Francisco me prestó el equipo, que consistía de chaleco y un gun 9´6´´ (creo que nunca había tomado una tabla tan grande). En Punta de Lobos nos esperaba Alejandro Fuenzalida y sus hermanos Manuel y Martín que apañaron un montón, me dieron algunas instrucciones importantes como cuando estas pagando fuerte tienes que agarrarte la cabeza y cubrir tus hombros para no dislocarte un brazo»
«Ese día estaba accesible, pero al día siguiente fuimos a ver temprano había crecido más aún y con mucha corriente, no estaba seguro de entrar pero Alejandro me motivo, ademas adentro ya estaban Diego Medina, Cristian Merello, Hector Vargas y varios más que siempre veo bajar grande. La entrada fue súper difícil pagué un montón, nos tuvo que ir a buscar la moto de agua y había mucha neblina no dejaba ver donde estaba posicionado, pero todo valió la pena por que ese día baje la ola más grande que he bajado en mi vida.
Fotos Farías Moreno