Portugal es su patio de recreo. Nic flamea su bandera orgulloso. «Es una de las pocas capitales (Lisboa) en el mundo rodeada de olas», dice Nic Von Rupp. «Podés estar en la gran ciudad comprando o comiendo, luego, en 30 minutos puedes encontrar playas, pointbreaks, reefbreaks y grandes olas».
El padre de Nic es alemán. Su madre es suiza y vivían en California cuando nació su hermano mayor y luego se mudaron a Portugal para tenerlo a él. De ahí los cuatro idiomas. Pero su herencia portuguesa no debe ser cuestionada. Está en sus ojos cuando él habla. Ama a este país. Y no se equivoca: los surfistas se están mudando a Portugal en masa en estos días. Es el nuevo Bali.
«A Portugal realmente le encanta surfear estos días», dice. «Es como el segundo deporte más grande acá».
No fue siempre así. Cuando el joven Nic les contó a sus amigos y familiares sus sueños de ser un surfista profesional, no tenían idea de lo que eso significaba. Pensaron que planeaba enseñar lecciones. El surf profesional no existía en Portugal.
Durante la última década, algunos pioneros, en particular Tiago Pires, forjaron un camino para su país en el tour mundial. El joven Nic estaba decidido a seguir sus pasos. Siempre fue su plan. El era un fuerte competidor. Y disfrutó el viaje.
Lo que no le gustó fue el horario.
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