Kako Garcia: El localismo, aproximaciones psicosociales

Hoy te dejamos una nueva nota de Kako Garcia, entrenador de Surf en The Camp (España) y columnista de Surfing Latino. En la misma nos contará sobre situaciones que habitualmente tenemos cuando estamos en el mar compitiendo y como hacer para seguir adelante de la mejor forma.

Hoy te dejamos «El Localismo»: Aproximaciones Psicosociales

Es curioso el conjunto de dificultades que tenemos los surfistas a la hora de explicar en qué consiste el localismo a una persona o grupo que no comparte la práctica de este deporte o que incluso lo hacen pero de manera muy primeriza.

No quiero decir que la influencia de lo social en el surf venga de estos últimos años, ya que tenemos referencias de los orígenes del surf en Hawai y Polinesia donde los reyes tenían sus propias rompientes y el pueblo llano las de peor calidad, o en los que las tablas de la clase alta era de un determinado árbol de mayor resistencia y ligereza que la madera usada en las tablas comunes, sin olvidarnos de la figura del Shaper, personaje casi místico y religioso, el cual realizaba sus tablas previo ritual espiritual correspondiente.

Creo interesante dedicar un artículo al controvertido tema psicosociológico del localismo, el cual, como hemos visto no lo hemos inventado ahora, sino hace cientos de años.

Antes de citar mi humilde definición de algo tan complejo como el localismo hagamos esta reflexión: “Si se quiere entender de que trata la sociología hay que ponerse previamente en situación de interpelarse a sí mismo y de hacerse cargo de uno como persona entre otras” (Elias, N., 1982, p.13). Cuando lo social y lo psicológico se unen al surf, conviven dos puntos de vista; el individual (coger tus propias olas) y el social (que las cojan los demás); observar como los demás las cogen y que la gente observe como tú surfeas. En ocasiones estas dos posturas coexisten de manera armónica y casi perfecta, en otras lo social implica un inconveniente para lo individual. Esto es, porque habitualmente no es agradable compartir una ola con nadie, aunque a veces suponga unas risas cuando existe permisividad para hacerlo por todos los que van en la ola.

Muchos lectores que no practiquen este deporte se preguntarán por qué no es agradable compartir una ola con alguien. Una ola es como un zanco de pollo, no se comparte ; la pechuga se parte en pedazos, el zanco se coge con la mano y se saborea individualmente. ¿Acaso Goya y Van Gogh hubiesen pintado el mismo lienzo juntos? Ni encerrados en una habitación…

Para mí el localismo se podría definir como: “las conductas por parte de un individuo o grupo de personas,de apropiarse de una o varias rompientes de olas y sus entornos, los cuales son públicos y a los que todo el mundo, legalmente, tiene derecho, con el fin de conservar el equilibrio en el número de riders de un spot en concreto.»

El localismo, sin duda, es sinónimo de surf y sociedad y casi con carácter exclusivo en nuestro deporte. Los que lo conocemos hemos comprobado como puede generar en la considerada tranquila y melancólica alma del surfista, las reacciones más antisociales y los sentimientos más indeseables como la irritabilidad, la ira, la furia e incluso la violencia. Hoy en día, toda guía de surf que se precie ha de tener su advertencia acerca de la intensidad del localismo en el spot del que publica información. El deporte, entre otras cosas, ayuda a la formación de identidades nacionales y personales, otorga la oportunidad de proyectar tensiones y canalizar la agresividad (McPherson, 1978) y adopta diferentes grados de complejidad en su proceso de socialización, tanto desde una perspectiva institucional o de club como individual, hasta conseguir armonizar las perturbadoras divisiones del sistema social (Kenyon, 1986), es decir, haciendo efectivos los procesos de integración y socialización. Si surfeas, es probable que un círculo importante de tus amigos sea surfero también.

Cuando un surfista demanda una sesión de olas intensas por ejemplo para deshacerse de un día de stress importante puede ocurrir lo siguiente; que no hay olas, y que las pocas que hay son para repartir entre decenas de personas. Es en este último caso en el que he observado que la ira y la violencia tienen todos los boletos para aparecer, y más todavía si la gente que está en el agua no es “local”.

Mientras que en otro deporte bastaría con alargar la pachanga o con correr (atletismo) 30 minutos más, en el caso del surfer, lo que debería ser una sesión de 30 olas y 2 kilómetros de natación sobre la tabla para remontar sus recorridos, se convierte en escasas 2 olas modificando la trayectoria de trazadas para esquivar otros surfers entre gritos de “¡Voy! ¡Apártate!” y apenas 100 metros de remada. Esto deshabilita al surf como anti-stress y lejos de mitigar este estrés, no consigue más que agravarlo. Es aquí, generalmente, donde aparecen las reacciones violentas, los conflictos y las broncas entre surfistas; situaciones que en raras ocasiones se darán cuando coincidan 3 personas en el agua con 1.5m. de olas perfectas.

Ya hemos comprobado que desde los orígenes del surf, en la sociedad polinesia y, como consecuencia del espíritu emprendedor de estos viajeros incansables, en la sociedad hawaiana; las clases sociales determinaban las olas que cada surfista podía correr, asignando evidentemente, las de mayor calidad a las clases altas. El hecho de que hace cientos de años y algún que otro milenio determinados surfistas tuvieran el paso restringido a una serie de rompientes nos hace ver que el origen del localismo es casi prehistórico y su expansión y desarrollo inevitable.

Veamos ahora el localismo desde dos prespectivas que aportan dos enfoques del tema.

Enfoque sistémico:

Desde una perspectiva sistémica el deporte constituye un subsistema social imperante, en donde los conflictos y las diferencias de estatus vienen determinados por la propia estructura interna del deporte (Lüschen, 1982). Los locales son como ocupas de las olas. No son suyas legalmente, pero sí en la realidad. Como hemos dicho, la sociedad es un sistema, el surf un subsistema de ésta y los locales un subsistema dentro del surf. Dentro de los locales también existen diversos subsistemas o pandillas; esto es algo que me he encontrado en la mayoría de estructuras sociales de locals que he conocido pero que también he observado en lugares donde sin llegar a entablar relaciones con los locals (Mundaka, Rodiles, Tenerife, Cave Rock…) se respira la misma estructura social.

Dentro de estos subgrupos de locales, no siempre en armonía entre ellos, suele haber uno dominante, y éste, en general suele estar formado por los individuos más radicales que en ocasiones, pero no en todas, suelen coincidir con los más veteranos. Esto remarca la idea de que el surf, entre otros deportes, ostenta muy distinta significación según diferentes grupos de personas, en especial, si éstas responden a diferentes patrones genéticos, culturales y de educación.

La mayoría de los conflictos de los locales son en contra de los surfistas venidos de otros lugares, pero también he observado que existen ciertas rivalidades localistas en las que, por venir de un determinado lugar, los problemas están casi asegurados, posiblemente por un condicionamiento cimentado en conflictos anteriores, frecuentes entre zonas contiguas, o bien, por uno muy grave. Recuerdo un viaje a una isla, donde me quedé asombrado de cómo con la gente que yo iba podía surfear a mis anchas en muchos spots de la costa Norte, pero a la vez teníamos vetada la entrada en un par de olas situadas a apenas 20 minutos de los domicilios de los locales con los que yo surfeaba. En el caso del surf y del localismo esto se hace literal y es todavía más complicado.

Enfoque ecológico:

La ecología es el estudio de las interrelaciones entre los organismos (surfistas) y su ambiente (olas), tanto orgánico como inorgánico. Por tanto la ecología humana se ocupa de la interacción e interdependencia de los humanos (como individuos, grupos o sociedades) y su ambiente que son partes inseparables de un todo mayor. Los humanos son tanto organismos biológicos como seres sociales en interacción con el ambiente (López Larrosa y Escudero. 2003). Los surfers no son surfers sin sus olas ni sus tablas. Surfean entre otros y siguen unas reglas escritas y otras que no lo están..

Uno de los conceptos de la Teoría ecológica es el de homeostasis o equilibrio. Si observamos el localismo desde este enfoque podemos ver que el grupo de locales concentra sus esfuerzos en mantener un nivel equilibrado de disfrute individual de las olas, y que para ello se une como grupo y toma sus decisiones individuales y grupales.

Algunos ejemplos de decisiones desde la unidad grupal para continuar disfrutando de las olas son: la protesta contra el levantamiento de diques (Rodiles, Tauro,…), las iniciativas para la regeneración de los fondos marinos (Mundaka), las propuestas para encontrar soluciones a la expulsión de vertidos (Sabón, La Tóxica, Ereaga…) así como las reacciones violentas y amenazantes de grupos de locales frente a surfistas visitantes. Todas estas reacciones, legítimas o no, violentas o pacíficas, están cumpliendo su función; preservar las olas locales para los surfistas locales.

Cierto es que de no ser por muchas de estas iniciativas grupales, hoy muchas olas habrían desaparecido (como lo ocurrido con la perfecta ola de Gros) y, por otro lado, magníficos spots nacionales como La Santa, Mundaka, Spanish Left, , El Brusco, … y otros internacionales como Pipeline, Cloud Nine, Kirra, Uluwatu, Jefrey´s Bay y muchísimos más estarían todavía más masificados de lo que ya están.

Por tanto, son estas conductas y decisiones de los grupos o subsistemas surferos las que hacen prevalecer un cierto equilibrio, y que como he señalado, cumplen su función Por otro lado están las acciones individuales, la mayoría de las cuales se reducen a enfrentamientos violentos hacia otro surfista o grupos de surfistas, los cuales no son gestos tan individuales, cuando se supone que se tiene el respaldo del subgrupo de locales y que también persigue las mismas finalidades: el equilibrio individual en cuanto a disposición de las olas, la muestra de autoridad y propiedad de las olas, los ajustes de cuentas personales (abundantes entre dos surfistas pertenecientes a distintos subgrupos de locals o bien entre un local y un visitante).

Incluso la limpieza de las playas por parte de muchos grupos de surferos se puede ver como acto de localismo desde el punto de vista de equilibrio y conservación de la playa, es decir, desde la perspectiva ecológica.

En fin, el localismo tiene dos objetivos:

La pertenencia a un grupo.
Mantener un equilibrio en torno al disfrute de las olas a lo largo del tiempo.

Seríamos, por otro lado, excesivamente reduccionistas si nos ceñimos al contexto negativista del localismo (aunque ya hemos visto su parte positiva y las funciones que cumple). En muchas ocasiones la convergencia de gente de diferentes lugares en una misma rompiente se lleva con solidaridad y concordia (El Palmar -Cádiz- es un excelente ejemplo de ello) y, en general la sociedad surfera también muestra decisiones llenas de humanidad y comprensión. Los rituales de acción de gracias en las sociedades primitivas surferas son el esbozo de lo que actualmente son los campeonatos, los memoriales en honor a grandes surferos fallecidos, las ofrendas florales en el mar, la mezcla de arenas en el Campeonato del Mundo ISA y en el Eurosurfing (ceremonia llena de espiritualidad y muestra de la universalidad del surf). Incluso una simple hoguera en la playa es una muestra de que lo surfero y lo social también tienen connotaciones positivas y enriquecedoras.

Fotos: Eugenio Prados

Carlos García “Kako”
Psicólogo experto en terapia Sistémica
Entrenador profesional de Surf en The Camp

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